José Emilio Pacheco: observador consternado, pesimista y vitalista

El escritor mexicano José Emilio Pacheco murió el domingo 26 de enero, a los 74 años en el Hospital de Nutrición «Salvador Zubirán».

En sus últimos días estuvo acompañado de su esposa, la periodista Cristina Pacheco, quien narró cómo fueron sus últimos momentos.

José Emilio Pacheco y cristina pacheco

José Emilio y Cristina Pacheco al develar una placa en honor al escritor en una Sala que llevará su nombre en «La Casa de Lago».

«Le prometí que saliendo del programa le marcaba. Hablé con él, le dije cómo estás. Me contestó: una tontería, me caí. Dónde te caíste. En mi cuarto, dijo. En dónde te pegaste. En el escritorio, me contestó», dijo Cristina Pacheco.

Al llegar a su casa, entre lo poco que hablaron, el poeta le comentó que había enviado su texto La travesía de Juan Gelman un poco tarde».

En el cuarto dónde José Emilio se cayó había libros tirados por lo que Cristina dedujo que había rodado.

El autor de Las batallas en el desierto también le dijo que estaba muy cansado.

«Le dije no te vayas, quédate conmigo. Me dijo tengo sueño. Se quedó dormido. Antes de que se durmiera le dije: por qué no vamos al hospital para que te revisen. Me dijo: por un estúpido golpe en la cabeza no voy a ir al hospital«, relató Cristina Pacheco.

El sábado por la mañana, Cristina le llevó a su esposo el café a la cama, como acostumbraba hacerlo. «Fui y le dije: no te puedes quedar dormido. Le acerqué el café a la cara. No me contestaba. No me gustó».

Pese a que el escritor «respiraba normal, tenía la palma de la mano muy morada y un poco grises las puntas de los dedos».

Cristina Pacheco llamó al médico, quien le indicó que era necesario trasladarlo a un hospital.

Creo que ya es el momento de la retirada”, dijo de modo premonitorio José Emilio Pacheco, momentos antes de comenzar su última lectura en público en el Museo Nacional de Antropología, apenas en septiembre pasado, cuando su voz regaló algunos poemas de Como la lluvia.

Datos biográficos

José Emilio Pacheco, Premio Cervantes  2009,  escritor prolífico oriundo de la ciudad de México y nacido el 30 de junio de 1939. Desde los años 50 ya figuraba en antologías al lado de los grandes poetas de Latinoamérica.  Ganador del premio «Víctor Sandoval» 2013, que confiere el Encuentro de Poetas del Mundo Latino.

José emilio Pacheco

José Emilio Pacheco. Foto: Urbanres

En 1956 inició su carrera como escritor, en la revista Medio Siglo. Sus primeros acercamientos con la literatura los tuvo a los seis años, cuando escribió fábulas fantásticas y de piratas. Su obra abarca la narrativa, poesía, traducción, ensayos y guiones de cine.

Tiene una tendencia incorregible de revisar una y otra vez lo que ha escrito, de modo que cada vez que somete su obra a este proceso, los editores se encuentran con un libro completamente nuevo.

Al respecto Margo Glantz, durante la entrega de la medalla de oro del Palacio de Bellas Artes y celebración del 70 aniversario del poeta, ironizó “hago votos por que se haga una edición de la columna Simpatías y diferencias de Pacheco, publicada en la Revista de la Universidad, pero que José Emilio no les vuelva a meter mano y que se la entreguen dentro de cinco años en que gloriosamente cumplirá sus 75”.

Autoretrato

José Emilio Pacheco se definía a sí mismo como “un observado consternado que opta por la cobardía ante los acontecimientos en su país y su mundo”, por ello es que escribía poesía, pues ésta es “una forma de resistencia contra la barbarie”.

Este fenómeno  se sucede a diario en México, es la perfecta desconocida como consigna el titulo A la extranjera de su poemario La edad de las Tinieblas: “Nací en un lugar que se llamaba como éste y ocupaba su espacio. Ahora también en mi suelo natal soy extranjero en tierra extraña. Ya no conozco a nadie ni reconozco a nada”.

“Ahora la violencia y la crueldad extremas son mi pan cotidiano y vivo en medio de un conflicto bélico sin esperanza de victoria. A ello se suma la visión agravada del hambre y la miseria en México y en el mundo. A todo aquello en lo que no dejo de pensar, añado la angustia de quienes se quedan sin trabajo y de los jóvenes que no encuentran el sitio para el que fueron preparados».

A la par se consideraba un “pesimista al tiempo que vitalista. Escribo sobre lo que veo y lo que veo no es para sentirse optimista. Ahora hay un nuevo matiz que no existía antes, una crueldad nueva. Ahora aparecen los niños quemados vivos o hombres decapitados a los que les sacan los ojos, es monstruoso. Es de una impotencia terrible, yo creo que no soy pesimista, que con los seres humanos me quedé corto”, afirmó cuando recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2009.

Narrativa

Su narrativa se inició con La sangre de Medusa escrita cuando tenía 20 años, le siguió El viento distante con el cual dio continuidad a la tradición, iniciada por Nellie Campobello, Rosario Castellanos y Elena Garro, en la que los cuentos eran protagonizados por niños.

En 1972 publicó El principio del placer, una recopilación de seis cuentos y una novela corta. Las dos novelas que ha escrito son Morirás lejos de 1967 y Las batallas en el desierto de 1981 con temas y estructuras completamente diferentes.

La primera, dijo Margo Glantz, “es quizá la única novela en México que haya abordado de manera eficaz y elegante el tema del nazismo y los campos de exterminio”. Atrapa al lector mediante el empleo de de los géneros narrativo, poético, dramático, cinematográfico, crónico-histórico, pictórico, de ensayo-filosófico y testimonial”.

Paradójicamente las transgresiones sintácticas (falta, en ciertos apartados, de los signos de puntuación) contribuyen a acrecentar el interés en la lectura de Morirás Lejos. Se trata de una obra en extremo rica gracias a las referencias inter e intratextuales.

Extratextualmente el libro establece una correlación con textos a los que hace referencia directa o indirectamente: La guerra de los judíos, El libro de los muertos, Poema de los Nibelungos y La Biblia. Intertextualmente la historia narrada se vincula con los elementos discursivos de la misma.

Las batallas en el desierto es la historia, como la contraportada lo dice, de cómo “Una ciudad y un niño crecen, se transforman y se deforman juntos, arrastrados sin posibilidad de resistencia inmediata por la fuerza de un proceso históricamente ciego y sin sentido: vidas individuales y existencia colectiva dominadas por la frustración y la impotencia”.

El trasfondo de este libro es un tema que a José Emilio le preocupaba desde joven: los cambios políticos ocurridos en México cuando inició el proceso de modernización que desembocaría en lo que ahora llamamos globalización, y la corrupción que caracterizó al gobierno de Miguel Alemán.

Poesía y traducción

 Su actividad poética estuvo marcada por la concepción de la reescritura de lo ya escrito que incluye una de sus pasiones: interpretar. Con esta faceta abarcó un amplio repertorio de grandes poetas de varias nacionalidades y lenguas.

Pacheco seguía a Roland Barthes quien señaló que “escribir consiste en alcanzar a través de una previa impersonalidad ese punto en el cual el lenguaje actúa”. De este modo asume una herencia surrealista en la cual la noción de escritura se percibe como un acto colectivo que contribuye a socavar el principio de autoridad, desmitifica al “genio-creador” y rompe con el “espectador/lector pasivo” para permitirle participar del texto.

Entre sus “Aproximaciones” —nombre que el escritor da a toda traducción poética—destacan Cómo es de Samuel Beckett, De profundis de Oscar Wilde, Un tranvía llamado deseo de Tennesse Williams, Cuatro cuartetos de T.S. Eliot, Vidas imaginarias de Marcel Schwob y el clásico romance Cantar de los cantares.

La anécdota

 La entrega del Premio Cervantes 2009 ganado por Pacheco  estuvo precedida por una anécdota que el escritor aprovechó para reflexionar sobre la importancia de la humildad.

José Emilio Pacheco al recibir el Premio Cervantes 2009

José Emilio Pacheco al recibir el Premio Cervantes 2009

Pacheco caminaba  en el Paraninfo de la Universidad Alcalá de Henares acompañado del director general del Libro, Archivo y Bibliotecas del ministro español de cultura cuando el pantalón del traje “de pingüino”, como el mexicano lo llamó, se le cayó casi a la altura de las rodillas.  

Tras ajustarse los pantalones se acercó a los reporteros y fotógrafos para explicarles que “nadie me explicó que tenía que ponerme tirantes al usar un traje de pingüino. Yo nunca había usado un traje de pingüino, afortunadamente me di cuenta a tiempo, pero eso me parece bien, porque es un recordatorio de que todos somos frágiles y todos podemos pasar al mayor de los ridículos”, dijo.

“Imagínense, yo me gano el Premio Cervantes, y me pasa esto, quedas por los suelos, pero siempre las lecciones de humildad, la mortificación de la soberbia es buena para uno, para que uno no­­­ se crea nada”, sentenció.

El siguiente vídeo retoma la divertida y aleccionadora anécdota

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Trayectoría

 En 1957 compartió con su amigo Carlos Monsiváis la edición del suplemento Ramas Nuevas de la Revista Estaciones del poeta Elìas Nandino.  Fue secretario de redacción dela Revista de la Universidad de México y director de la Biblioteca del Estudiante Universitario, de la UNAM.

Fungió como jefe de redacción de La cultura en México, suplemento de la revista Siempre!  y de Diálogos, y como director de México en la Cultura, suplemento del periódico Novedades. Pacheco también es autor de la columna Inventario publicada en la revista Proceso.

José Emilio también fue Investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, catedrático dela UNAMy profesor visitante en las universidades de Essex, Columbia Británica, Illinois, Toronto, Ohio State, Nueva York, Berkeley y Texas.

Reconocimientos

Pacheco ha sido galardonado en múltiples ocasiones. En 1980 le otorgaron el Premio Nacional de Periodismo Literario, en 1992 recibió el Premio Nacional de Lingüística y Literatura, el 2001 le dejó el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía lo obtuvo en 2003.

Dos años después se hizo acreedor al Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca. En el 2009 fue condecorado con la medalla de oro del Palacio de Bellas Artes, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Premio Cervantes.

Un hombre del INAH

Teresa Franco, directora general del INAH, expresó que la visión de Pacheco influyó de manera determinante en el curso de las investigaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

José Emilio es un hombre del INAH. Su Inventario será recordado siempre como una de las columnas que dan lustre a lo que podemos llamar más que el periodismo cultural, la

reflexión donde nos hacía vivir tanto los momentos que él entendía, particularmente significativos de la cultura o al referirse a gente tan extraordinaria como Juan Gelman”, agregó la directora.

Pacheco fue miembro fundador del Seminario de Investigación de la Cultura Nacional, creado en los años 70 del siglo pasado en la Dirección de Estudios Históricos del INAH, por iniciativa del historiador Enrique Florescano, quien invitó a José Emilio, Carlos Monsiváis, José Joaquín Blanco, Nicole Girón, Carlos Pereira y Joseph Sommers a efectuar trabajos de índole histórica.

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