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No sólo el Ayoloco, estos son los glaciares que ha perdido México

El glaciar Ayoloco en el volcán Iztaccíhuatl fue declarado oficialmente extinto y la UNAM colocó una placa en el lugar donde alguna vez existió. Es la crónica de una muerte anunciada, y no es un caso aislado, México ha perdido otros glaciares en los últimos años.

Durante la colocación de la placa de la vergüenza en «la mujer dormida»,  Hugo Delgado Granados, director del Instituto de Geofísica de la UNAM, fue contundente: «los glaciares mexicanos desaparecerán irremediablemente».

En el país la glaciación más antigua es de hace 180 mil a 160 mil años, aseguró Lorenzo Vázquez Selem, del Instituto de Geografía de la UNAM. En ese entonces, el clima era otro.

En el pasado hubo en México 13 zonas de glaciares, llegaron hasta la época moderna tres, en franca desaparición: en los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Pico de Orizaba, dijo Vázquez.

Los glaciares de México en el Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Citlaltépetl o Pico de Orizaba

Actualmente la glaciación en México se da por la altura de nuestras montañas, las cuales rebasan los 5 mil metros de altitud. La presencia de glaciares se debe fundamentalmente a que haya precipitación sólida y que ésta permanezca como tal a lo largo de un año, explica Hugo Delgado Granados, director del Instituto de Geofísica de la UNAM.

En México, existen tres montañas que tienen o rebasan los 5 mil 200 metros de altitud. Se trata de el Iztaccíhuatl, con 5 mil 240 metros, el Popocatépetl que tiene 5 mil 420 metros, y el Citlaltépetl o Pico de Orizaba que cuenta con una altitud de 5 mil 670 metros.

En 1964 los glaciares de los tres volcanes cubrían una superficie de 11.4 km2, señala un dictamen de la Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca del Senado basado en diversos estudios.

El Iztaccíhuatl o «mujer dormida»

Los glaciares del Iztaccíhuatl eran doce:

  • Cabeza, con una superficie de 14 metros cuadrados
  • Cuello, con una superficie de 50 metros cuadrados
  • Ayolotepito, con una superficie de 213 metros cuadrados
  • Norte, con una superficie de 46 metros cuadrados
  • Cráter, con una superficie de 180 metros cuadrados
  • Oestenoroeste, con una superficie de 50 metros cuadrados
  • Nororiental, con una superficie de 25 metros cuadrados
  • Centro Oriental, con una superficie de 245 metros cuadrados
  • Ayoloco, con una superficie de 247 metros cuadrados
  • Sudoriental, con una superficie de 78 metros cuadrados
  • Atzintli, con una superficie de 58 metros cuadrados
  • San Agustín, con una superficie de 11 metros cuadrados

En 1964 se calculó que el área total de los glaciares del Iztaccíhuatl era mil 217 Km2. En 2019 lo inevitable daba muestras de su presencia: la altitud de la «mujer dormida» disminuyó a consecuencia del deshielo provocado por el cambio climático.

La cumbre más alta del Iztaccíhuatl pasó de una altitud de 5 mil 280 metros a 5 mil 215 metros sobre el nivel del mar por la reducción del glaciar. Los datos que en ese entonces reveló Amado Fernández Islas, en su calidad de director del Parque Nacional Izta–Popo se reforzaban con el descubrimiento de algunos de los pequeños cráteres.

Fotos: UNAM

“Este complejo de volcanes del Iztaccíhuatl tiene cráteres. En algunos casos ya se ven esos pequeños cráteres que hay donde seguramente habrá formación de lagunas en algún momento. Esto es por el derretimiento del glaciar”.

Amado Fernández Islas

Manifestó que entre los cráteres más representativos de la Iztaccíhuatl destaca el ubicado en la zona conocida como “la panza”.

“Actualmente de los glaciares ya están quedando remanentes únicamente. Incluso en los cráteres de la panza del Iztaccíhuatl ya se está formando una laguna producto de los deshielos”, expuso.

Amado Fernández Islas

Al Iztaccíhuatl le quedan cinco glaciares.

El Popocatépetl

En el caso del Popocatépetl no sólo el cambio climático ha contribuido a la desaparición de los glaciares, la actividad eruptiva que registra el volcán desde 1994 también ha jugado un papel importante.

on cada explosión volcánica, el material incandescente que cae sobre los flancos del volcán, afectó el hielo glaciar, y las cenizas que absorben la radiación solar favorecen  el derretimiento de los glaciares.

El volcán tiene una altura de 5 mil 465 metros sobre el nivel del mar, lo que permitió la formación de 3 glaciares:

  • Ventorrillo, con una superficie de 400 metros cuadrados
  • Noroccidental, con una superficie de 120 metros cuadrados
  • Norte, con una superficie de 200 metros cuadrados.

En 1964 estos glaciares del Popocatépetl cubrían un área discontinua de 720 metros cuadrados.

A partir el año 2001 los científicos declararon que la cobertura de hielo glacial en el Popocatépetl había llegado a su extinción; es decir, «aunque todavía existen algunos cuerpos de hielo cerca de la cumbre del volcán, éstos ya no tienen un régimen glaciar como tal”, señala Hugo Delgado Granados.

Para que un cuerpo de hielo sea considerado glaciar, es necesario que tengan un régimen de captación y alimentación de precipitación sólida, así como de pérdida por fusión; y en este equilibro debe existir un excedente de agua sólida que permanezca en la montaña.

Este ciclo de alimentación y fusión se ha interrumpido, y lo único que queda son cuerpos de hielo abandonados en el proceso de retroceso, y paradójicamente, cuando se acumula material volcánico, éste protege al hielo y evita su fusión.

En el año 2000, de acuerdo a datos del Inventario de Glaciares Mexicanos de ese año, se identificaron cuatro campos de suelos permanentemente congelados en el Popocatépetl:

  • Campo Norte, con una superficie de 69 metros cuadrados
  • Yancuecole, con una superficie de 43 metros cuadrados
  • Las Cruces, con una superficie de 119 metros cuadrados
  • Coyotes, con una superficie de 8 metros cuadrados.

De acuerdo a los expertos, esos cuerpos de suelo permanentemente congelados indicaban claramente que los glaciares del Popocatépetl se habían extinguido.

Citlaltépetl o Pico de Orizaba

En el Pico de Orizaba el glaciar está retrocediendo de manera importante y eventualmente, se desvanecerá, aunque esto se espera que suceda después que los del Iztaccíhuatl se extingan.

El volcán Citlaltépetl o Pico de Orizaba tiene una altura de 5 mil 675 metros sobre el nivel del mar. De acuerdo con datos de 1964 recolectados por el Senado, había una capa de hielo y ocho glaciares:

  • Gran Glaciar Norte de 9.08 Km2
  • Lengua del Chichimeco
  • De Jamapa
  • Del Toro
  • De la Barba
  • Noroccidental
  • Occidental
  • Suroccidental
  • Oriental de 42 metros cuadrados

Los glaciares del Citlaltépetl registraron su último avance a mediados del siglo XIX pero a la fecha sólo subsisten los glaciares Norte y Oriental, el resto se ha extinguido por efectos del cambio climático. No obstante, siguen siendo los glaciares más extensos del país.

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Overshoot Day de 2020 ha llegado: 22 de agosto, la humanidad alcanza límite de recursos del planeta

El «Overshoot Day» de 2020 ha llegado: el 22 de agosto la humanidad habrá consumido los recursos naturales que la Tierra puede renovar en 12 meses.

Es decir, este 22 de agosto de 2020 la presión humana supera las capacidades de regeneración de los ecosistemas.

Este simbólico «día de la sobrecapacidad» retrocede por una vez este año, debido a los efectos de la pandemia, aunque no hay motivos para alegrarse, según sus promotores.

¿Qué es el Overshoot Day o Día de la Sobrecapacidad?

Esta fecha conocida como el «Overshoot Day» en inglés la calcula desde 2003 la ONG estadounidense Global Footprint Network, con el fin de ilustrar cómo la población mundial, en expansión, consume cada vez más rápido en un planeta limitado.

Así, este 2020 harían falta 1.6 Tierras para satisfacer las necesidades de la humanidad de forma sostenible.

¿Cómo se calcula la fecha del Overshoot Day o Día de la Sobrecapacidad?

La fecha se obtiene cruzando el impacto ecológico de las actividades humanas (las superficies terrestre y marítima necesarias para producir los recursos consumidos y absorber los residuos de la población) y la «biocapacidad» de la Tierra, es decir, de los ecosistemas para regenerarse y absorber los desechos producidos por el hombre, sobre todo mediante la captura de Díoxido de Carbono (CO2). 

El Overshoot Day cada vez llega más rápido

La «sobrecapacidad» se produce cuando la presión humana supera las capacidades de regeneración de los ecosistemas, una fecha que se adelanta sin cese desde hace 50 años:

  • 29 de diciembre en 1970
  • 4 de noviembre en 1980
  • 11 de octubre en 1990
  • 23 de septiembre en 2000
  • 7 de agosto en 2010

El año pasado, 2019, se dio el 29 de julio. Así, este 22 de agosto de 2020 marca una insólita mejoría, pues se retrasó un poco la llegada del «Overshoot Day», pero atribuible solo a las consecuencias de la pandemia mundial, que paralizó a sectores enteros de la actividad humana.

«No hay ningún motivo de alegría, puesto que viene acompañado de sufrimiento, no se hizo a propósito sino debido a una catástrofe».

Mathis Wackernagel, presidente del Global Footprint Network

En un evento en línea, Mathis Wackernagel, presidente del Global Footprint Network, advirtió que los recursos planetarios son «como el dinero: se puede gastar un poco más de lo que se tiene, pero no de forma permanente».

La ciencia determinó hace años las consecuencias de vivir a crédito con el planeta: desde el cambio climático hasta la desaparición de especies y ecosistemas. Un sólo ejemplo es el daño en el hábitat de las libélulas.

Caída inédita de las emisiones contaminantes en 2020 por pandemia

Los últimos informes de los expertos de la ONU identifican claramente cuál debería ser el camino a seguir: reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, abandono de las energías fósiles, cambio drástico del modelo de producción agroalimentario…

Y es que para cumplir con las metas del Acuerdo de París de 2015 y mantener el calentamiento global bien por debajo de +2 ºC respecto a los niveles preindustriales, las emisiones deberían reducirse 7.6% anualmente, según la ONU.

Un estudio publicado este mes en la revista Nature Climate Change advirtió por su parte que la caída sin precedentes de las emisiones durante el confinamiento de buena parte de la población mundial por la pandemia de coronavirus– que podría ser de 8% según sus autores y de más de 10%, según Global Footprint -, no servirá de «nada» si no se da un cambio sistémico en materia de energía y alimentación.

Para insistir en ello, Global Footprint Network lanzó la campaña #movethedate (retrasar la fecha), asegurando por ejemplo que reducir 50% las emisiones de CO2 procedentes de la combustión de energías fósiles permitiría ganar más de 90 días.

Marco Lambertini, director general de WWF, asociado al evento de esta ONG desde 2007, confía en que después de la covid-19 y de las reflexiones que esta suscitó entorno a los modelos de sociedad, la humanidad sabrá «sacar las lecciones de lo que esta pandemia evidenció: la relación insostenible de derroche y destrucción que mantenemos con la naturaleza».

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